DA TIEMPO AL AMOR "Novedad"

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martes, 12 de febrero de 2013

On 10:51:00 by MARÍA SERRALBA in    Sin comentarios
LA BUHARDILLA PERDIDA
©María Serralba
Excitada, me agazapo esperando tu venida,
la puerta dejo entreabierta, ésta, apenas chirría,
¿será de tanto cruzarla por las noches de puntillas para acceder sigilosa al interior de la misma?

Llevo el pelo alborotado tras pasar toda la noche despierta por la vigilia,
y dejando todo listo, me sorprendió el nuevo día,
al perfumar con esencias de lavanda tus caricias,
y apagar las cien mil velas que mantenía encendidas.

Con la crecida del sol y al iniciarse la brisa,
entraste sin decir nada, como un truhán que reclama el suelo por donde pisa,
y dejaste deslizar en mi piel tu fiel sonrisa, como un abrigo de pieles,
abrazándome sin prisas hasta cortarme el aliento que casi me mantenía.

Nos sentamos muy juntitos y repasamos sin prisas el último de los versos que me enviaste un día,
con rimas desaguisadas y pareos de alegría,
en silencio, en la penumbra de la trastienda perdida,
tu mano rozó mi mano, y las dos, nuestras rodillas.

“Que este, es tuyo, cariño”,
“y este, es tuyo, mi vida”,
¿o fui yo, más bien, la autora de tanta letras perdida?

Y pasamos los minutos descifrando con sonrisas cual de aquellos bellos versos a los dos pertenecía.
No sé lo que tú pensabas, pero yo,
solo quería que dejases la vergüenza y cruzaras a mi línea.
 
Al abrigo de la noche tu piel con la mía ardía,
tan solo por releer palabras comprometidas,
cargadas de sentimientos y sensual alegoría.
 
Mientras yo leía atenta los pasajes de esa “biblia”,
pasabas lento los dedos por aquella estantería mientras que, con la otra mano,
mi cintura recorrías jugueteando con ella con la mirada perdida.
 
Mis ojos buscan los tuyos, tu boca, encuentra la mía,
un libro cae de mis manos sobre las baldosas frías,
apenas se ve la luz que por una ventanilla está intentando espiar a dos chicos que suspiran,
y un sonido acompasado de crujir de tela fina,
arropa a los dos amantes en aquella estantería.
El tiempo se ha detenido,
ya no hay noche, ni hay día,
tan solo se ve las sombras de unas siluetas dormidas con los cuerpos recubiertos de rocío de alegría.

De nuevo llega la luz a través de las astillas,
repletas de telaraña, de perlas, y muselinas.
Los cuerpos de dos muchachos al despertarse se miran,
él, no es el recio Zeus,
ni ella, la dulce Afrodita,
pero están enamorados, y enlazadas ya sus vidas olvidaron el pasado y el porqué de sus desdichas al compartir sentimientos en la perdida buhardilla.
©María Serralba

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